Si algo tengo claro, es que la vida no es cuestión de suerte. Cada uno se labra su camino y decide por donde ir. Correcto o no el camino, somos nosotros mismos quienes lo decidimos.
A medida que vamos creciendo, vamos tomando posesión de nuestros actos y libertad para elegir.
Estas decisiones pueden que no sean las correctas, que no gusten a muchos e incluso nos hagan sufrir, pero solo nosotros podemos decidir. La suerte no puede guiarnos.
El azar no es más que un caso fortuito proveniente de la casualidad. La casualidad, por mucho que en momentos nos resulte algo mágico, no debe ser el valor predominante de nuestras vidas.
Hoy se juega con una moneda una decisión que me incumbe, y la verdad, es que me siento patética. Tener que soportar que algo que deseo hacer dependa de si sale cara o cruz, me resulta subreal.
Pero bueno, tendré fé. Hoy me interesa que la suerte este de mi parte. Aunque no se si mi suerte es la cara o la cruz, por que no podré presenciar el sorteo. Pero confiaré.
En la suerte y azar creo poco, pero la esperanza es lo ultimo que se pierde y de eso, me sobra.
Me sobra para creer en un futuro mejor, más tranquilo y con más estabilidad.
Me sobra para pensar y soñar que mi enfermedad no avanzará y estaré sana siempre.
Me sobra para desear el día de mi boda con mi pareja.
Me sobra para pensar que mi familia algún día volverá a ser feliz y que todos superaremos la pérdida de mi padre.
Así que... me sobra para confiar en esa moneda...
Exageraría si dijera que es lo que más deseo en este momento, pero no lo hago cuando digo que lo necesito. Necesito que esa moneda este de mi parte. Necesito esa oportunidad. Necesito poder explicarme.
Sé que muchos no entenderéis a que me refiero, pero no importa. Hoy solo necesitaba desahogarme sin necesidad de nada más.
Aún así, gracias por leerme y por estar ahí cada día.
¡Mil besos a todos!
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