¡Mirando a las Estrellas!

Aquí os dejo el relato que he enviado al concurso del Blog de Loky. Me encanta escribir, y todo lo relacionado con los relatos me vuelve loca. Si os ocurre lo mismo que a mi, animaros a participar en su concurso, sin olvidar el mio ehhh jajaja. Así que manos a la obra y ¡todos a escribir!

Os dejo el link por si os interesa:

Concurso Lucero de la Noche

Y mi relato:

Mirando a las estrellas

Nunca creí en la astrología, ni en horóscopos, ni en el destino. Hasta que él apareció en mi vida.
Todo ocurrió hace tres meses, cuando por casualidad, nos conocimos. Fue de una forma inesperada. Ambos esperábamos el mismo metro. No era habitual en mi que yo cogiese el metro a esa hora, pero me había despertado tarde y ya llegaba tarde a la universidad. Las prisas y una mala pisada hizo que tropezará y me diese contra su hombro. A diferencia de la gente que pasaba por allí a esas horas, él fue muy amable conmigo, y en vez de indiferencia, me dejo la mejor de las sonrisas. Sin quererlo, no pudimos para de hablar. Deseaba que nunca llegará mi parada o al menos, que él parase antes que yo, para no ser yo quien se despidiera. Por desgracia, fui la primera en irme y mi vergüenza no venció a mis ganas de pedirle alguna forma de localizarlo. Ni siquiera fui capaz de preguntarle como se llamaba.
Cuando llegue a la universidad, no podía creer lo que había ocurrido. Me odiaba. ¿Cómo podía haber sido tan estúpida y no haberle preguntado su teléfono? Y peor aún... ¿Cómo no le pregunté como se llamaba? Mi cabeza no dejaba de dar vueltas. Nunca me había pasado algo similar. No creía en el amor a primera vista, pero algo había cambiado en mi después de conocer aquel chico, aunque no lo quisiera llamar amor. No tenía otra elección. Mañana tenía que volver. Tenía que coger el mismo metro que había cogido esta mañana si quería coincidir con él.
A la mañana siguiente, me puse lo más guapa que pude. No me había arreglado así ni cuando salía de fiestas con mis amigas los sábados por la noche. Quería sentirme bien y segura para que todo saliera como había pensado. ¡Hasta miré mi horóscopo por si estaba de mi lado! Nunca lo había hecho, pero esa mañana cualquier cosa que me hiciera sentir mejor, me valía.
Por desgracia, no lo encontré. Ni esa mañana, ni la siguiente, ni durante toda la semana. Mis ilusiones por encontrarlo desaparecían y sentía que me arrepentiría de ello toda mi vida. No tenía como localizarlo y había agotado todos mis recursos. No podía llegar tarde cada día a la universidad y encima no encontrarlo. La frustación me podía.
Llevo tres meses mirando a las estrellas. Me paso las noches soñando despierta con aquel chico y mientras miro al cielo, y veo que las estrellas iluminan la noche, anhelo y deseo con todas mis fuerzas volverlo a ver. Es un sueño y por eso espero ver una estrella fugaz. Si debo asomarme cada noche a mi ventana, para pedir mi deseo, lo haré. Mirar a las estrellas es mi última esperanza y no puedo perderla. Si quiero encontrarlo, aunque pasen días, meses o años, tengo que tener fe. ¿Y qué más bonito que la noche? ¿Y qué más romántico que las estrellas? Mi fe es el cielo y la oscuridad mis miedos. Mirar a las estrellas es lo único que me consuela. ¿Quién dice que él no hace lo mismo cada noche?



¿Qué os parece? ¿Os gusta?

Un beso y ¡hasta pronto!