domingo, 23 de octubre de 2011

Relato Keros24 - Gincana Literaria

Pompas de Felicidad

Era una noche de diciembre y el aire congelado de invierno se colaba por una ventana
abierta. Aunque debería haberla cerrado hace más de media hora, mi cabeza no estaba
por la labor. No podía dejar de mirar la pantalla del ordenador y más concretamente,
a ese cuadradito que había colocado en el centro de la pantalla, en la que se podía
observar a un chico con una sonrisa enorme, capaz de iluminar la habitación incluso en
la más absoluta penumbra.

- No dbrias snreir asi, hacs k tnga gns d atravsar la pntalla slo xa verte… -dije mientras
le hacía pucheros.

- Entoncs vn a bskrme! –me respondió al segundo, contrarestando mis pucheros con una
mirada desafiante.

Lancé un suspiro infinito. Mi corazón funcionaba a un ritmo frenético y me costaba
hasta respirar. Notaba las mejillas encendidas por algo más que simple vergüenza.

- Sbs k no hay nda k m apetzk ms k eso… xo ara mism no puedo. :(

- Ya lo s. Y d vrdad k no sbs lo muxo k m afcta k no sts aki cnmigo… txo tnto d
mnos…

Mientras me escribía, yo no podía dejar de observarle. Tenía el pelo castaño despeinado,
dándole un aire mucho más sexy de lo normal. Sus ojos verdes brillaban y me
hipnotizaban como dos estrellas en un cielo despejado, y esa sonrisa… tenía tantas
ganas de verle de nuevo…

- K t psa princsa? Hoy t vs trist… sbs k m gust snreir m niña!

- Sk mxo mxo mxo mxo d mnos!!!!! – una pequeña lágrima se deslizaba lentamente por
mi mejilla. –Sto s msta aciendo etrno sin ti…

- Kdn 3 dias mi amor y vlvrms a str junts, xo sta vz d vrdad, x fin sbs kuanto tk.

Sonreí. Y vi como él también sonreía y lanzaba un beso a la cámara. Él tenía toda la
razón, después de todo, en tres días volvería a Barcelona y podríamos estar juntos como
una pareja normal y corriente, sin cámaras ni teléfonos de por medio que nos impidiesen
hablarnos con normalidad y con horarios establecidos para poder hablar el uno con el
otro.

Habíamos tenido mucho tiempo para estar juntos, pero estas vacaciones habían sido
decisivas. Lucas por fin me había dicho que me quería. Ese mismo Lucas del que yo
llevaba tres años enamorada como una chiquilla, desde que le conocí al entrar en el
instituto. Ese mismo Lucas que me traía de cabeza y me impedía dormir por las noches
al no saber que estaría haciendo, que pensaría, si a él le pasaba igual… Hasta que
llegaron las vacaciones de Navidad.

Ese curso había empezado diferente para los dos. Nos había tocado juntos en la misma
clase y hacíamos exactamente las mismas asignaturas, por lo que como diría mi madre,

tenía Lucas hasta en la sopa. Pero eso a mi no me importaba, él era un chico brillante,
para mi siempre estaba por encima de los demás. Las clases pasaban y yo no hacía
más que fijarme en él; esos ojos verdes que intentaban mirar hacia otra parte cuando
yo le pillaba observándome, esos labios carnosos, convertidos en una sonrisa traviesa
al desviar la mirada… Lucas era perfecto. Por primera vez en tres años, me sentía más
cerca de él que nunca.

Recuerdo perfectamente que el 10 de noviembre, me preguntó si tenía MSN o facebook,
para poder hablar conmigo y comentar cosas del instituto. Yo se lo di sin dudarlo un
instante. Sabía que él quería hablar conmigo, porque no teníamos ningún trabajo ni nada
sobre las clases de lo que hablar. Fue en ese instante, en ese preciso instante, en el que
me convertí en la persona más feliz que podías encontrarte sobre la faz de la Tierra.
Tenía tanta felicidad dentro de mí, que podría haber hecho pompas enormes de jabón,
llenas de felicidad, para repartirlas por todo el mundo y todavía seguiría completamente
feliz.

A partir de ese día, empezamos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida,
como si esa hubiese sido nuestra rutina de cada día y él me conociese mejor que
yo misma. Yo sabía que estaba locamente enamorada de Lucas y que quizás estaba
cometiendo un grave error hablando con él de esa manera. Me estaba enamorando
de una manera que yo habría tachado de imposible antes de conocerle. Lo que estaba
empezando era un viaje sin retorno a un mundo en el que solo existía Lucas; él era el
sol, y yo giraba alrededor de él como un planeta sin rumbo fijo, con ojos sólo para él,
con un corazón que latía a la vez que el suyo… pero, ¿Qué iba a hacer si él no sentía lo
mismo? ¿Apagarme lentamente como una estrella hasta morir?

Llegaron las vacaciones de invierno y el instituto terminó dejándome más triste que
nunca. Por primera vez en mi vida no quería que acabase nunca, pues eso significaba
dejar de ver a Lucas hasta el próximo año, y yo necesitaba verle tanto como necesitaba
respirar. Fui con mis padres al pueblo de mis abuelos en Córdoba. Notaba como si unas
agujas afiladas me atravesaran el pecho por cada kilómetro que me alejaba de Lucas. Le
echaba tanto de menos…

Me conecté a internet nada más llegar al pueblo. Lucas estaba allí, yo esperaba que
fuese esperándome. Pasaron dos escasos segundos antes de que Lucas me hablase por el
MSN.

- Kreia k ya no t conctarias… - Me dijo nada más verme.

- Prdona Lucas, habia kravana xa vnir a Crdoba y ncim m a cstado cnctarm… akbo d
llgar y ya m siento tn sola aki…

- N stas sola Cristina, yo siempre sty cntigo. – Me puse tan contenta de “escucharle”
decir eso, que solté un gritito de alegría y me puse a saltar hasta que conseguí
tranquilizarme. Estaba tan alterada, que puse lo primero que conseguí escribir en el
ordenador.

- Xk dics eso? – Me mordí el labio con fuerza mientras esperaba su respuesta.

- Cristina, mi corazn se ha ido cntigo… no as ntado km si tuviers un pso muy grande
n el pecho? Km si no tuvieras slo 1 corazn? Eso s xk el mio tmb te lo stabas llvando
cntigo a Crdoba, tk Cristina. Tk tanto k m duele.

No pude reprimirme más y empecé a llorar. Llevaba tanto tiempo esperando escuchar
esas palabras… tenía tantas ganas de escucharle decir que me quería, que no pude
aguantar todas esas lágrimas que corrían por mis mejillas desesperadas por haber
encontrado la libertad.

A partir de ese día, los te quiero, te hecho de menos, los besos por teléfono, internet,
a la cámara, todo lo que nunca nos habíamos dicho por miedo al rechazo del otro, no
dejaron de repetirse a cada momento. Parecía que nos íbamos a comer el mundo a base
de querernos.

Y es aquí dónde me encuentro ahora, con una sonrisa enorme sólo de pensar en lo poco
que me queda para volver a verle en persona. Porque esta vez va a ser completamente
diferente, Lucas ya no será ese chico demasiado perfecto para mí… Lucas va a seguir
siendo el chico perfecto, pero esta vez, por fin va a ser para mí.

3 Corazones:

Wendy dijo...

Que bonito, este me gusta mucho
Mis felicitaciones para Keros24

Un besazo guapaaaa

Lydia Pinilla dijo...

Me gusta muchísimo. Las palabras de Lucas son hermosas: No has notado que te pesa más d lo normal? es que no solo llevas un corazón, también llevas el mío!!! Que bonito!!!!!!!!

Astarielle dijo...

Esa frase es muy muy bonita!

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