martes, 20 de diciembre de 2011

Una Historia Más... (Relato Navideño)

¡¡Hola Chic@s!!

¿Qué tal estáis? Hoy me gustaría compartir con vosotros un relato que escribi ayer. La verdad es que estoy muy satisfecha con el resultado. ¡¡Espero y deseo que os guste!!

Mil besos y Hasta Pronto

P.D. Perdonar por no subir nada ayer. No tuve tiempo. Un beso muy fuerte a cada un@ de vosotr@s.


Una Historia Más... (Relato Navideño)

Hacía dos meses que Érica ya no era la misma. Su vida había dado un giro de ciento ochenta grados. Por un lado, estaba lejos de su familia y cada día que pasaba los extraña más. Por otro, se sentía vacía emocionalmente. Ella siempre había sido una chica llena de vida pero aquella alegría que siempre la había identificado, se había esfumado como por arte de magia. Hacía poco que había roto con su novio de siempre, había aceptado un trabajo en el que no terminaba de encajar y para rematar, su única amiga en aquella ciudad desconocida, había decidido empezar sus estudios fuera. Últimamente sentía que nada le salía como deseaba, tampoco tenía con quien contar y solo esperaba que aquel malestar que la comía por dentro desapareciera lo antes posible o acabaría con ella. Muchas mañanas hasta pensó en volver a casa para sentirse arropada entre los suyos aunque aquello significara resignarse a cumplir su verdadero sueño, la música.

Desde bien joven Érica siempre quiso componer. Siempre deseo que una buena discográfica se hiciera eco de sus creaciones y algún cantante conocido cantará sus canciones pero a día de hoy, tres años más tarde, todos sus intentos por triunfar habían sido en vano. Cuando llego a su nueva ciudad se volcó en hacerse oír, pateo durante largas horas buscando discográficas e incluso se gastó sus pocos ahorros en un buen equipo musical donde grabar. Hizo un gasto descomunal mandando paquetes que nunca tuvieron respuesta. Tuvo que compaginar su sueño con trabajos parciales y poco estables que iba consiguiendo. Últimamente ni pensaba en ello, sin quererlo había aparcado sus sueños a un lado y vivía la vida tal cual le venía. Trabajaba como la que más, y el poco tiempo que tenía libre se dedicaba a descansar. No tenía tiempo para ella e incluso le faltaban horas para tocar.

Una tarde mientras volvía a casa, una voz le sobresalto.

- ¡Laura, Laura! ¿Dónde vas sin saludar? –gritaba un joven desde la otra acera.

- ¿Laura? –preguntó desconcertada- Creo que te has confundido.

El joven que cada vez se acercaba más se ruborizaba por cada paso que daba.

- Lo siento, me he equivocado.

- No importa. No tiene mayor importancia.

- No quiero que me malinterpretes pero podríamos ir a tomar un café –dijo.

- ¿Tomar un café? ¿Tú y yo? ¡Pero que hablas! No nos conocemos.

- Por eso mismo, podríamos conocernos – decía desinhibido.

Aquella conversación descolocaba a la joven. Nunca antes había conocido a alguien tan descarado como aquel chico pero aunque le chocaba su reacción, le resultaba gracioso. Además físicamente era atractivo. Tenía los ojos verdes y el pelo rubio, tenía una sonrisa perfecta y un cuerpo de ensueño. Si ella hubiese tenido que buscarle un contra a su físico, sería que no era tan alto como la mayoría de chicos con los que había estado. Aun así pasaba sus expectativas de manera sobresaliente.

- Bueno, un café, solo eso –contesto en un arrebato de valentía.

- ¿En serio? Pensaba que te negarías –contesto sorprendido.

- ¿Negarme? ¿Por qué? Es solo un café, ¿no? –sonrío.

- Sí, sí, claro. Pero eres la única que ha aceptado –confeso.

- ¡Ah! Es decir, ¿usas este método con todas? –rio la joven.

- No, no, perdona. No quise decir eso –se disculpó avergonzado.

- ¡Tonto! ¡No te preocupes! ¡No me ha molestado! Jajá. ¡Vayamos a tomar ese café!

Érica estaba ilusionada y sonreía. Por un lado, hacía mucho que un chico no le llamaba la atención y por otro, aquel joven iba de algo que no era, o eso creía la joven. Parecía que era un chulito más, de los que encuentras a patadas un sábado noche en una discoteca, pero a medida que le respondía pudo ver en sus palabras la inseguridad que transmitía y eso le gustaba.

Juntos caminaron hasta una cafetería cercana.

- ¡Oye! ¿Cómo te llamas? –pregunto la joven. Llevaban un rato junto y ni siquiera se habían presentado.

- Carlos, ¿y tú?

- Érica, encantada.

- ¿Eres de por aquí?

- No, para nada, soy del sur, pero vivo aquí.

- ¿Y eso? ¿Hace mucho? –pregunto curioso.

- ¿Qué te importa? ¡Acabamos de conocernos! –respondió “furiosa”.

- Es cierto, perdona. No pretendía…

- Jajá. ¿Por qué te disculpas por todo? ¿Dónde está esa seguridad con la que me entraste?

Érica se sentía a gusto al lado de aquel joven. En un principio él llevo las riendas de la conversación, sin embargo ella era capaz de llevarla por donde quería. Le gustaba comprometerlo y hacerlo dudar. Le gustaba ver como recapacitaba de cada movimiento que daba. Hacia tanto tiempo que ella no se sentía así con nadie…

Aquel café que duro algo más de dos horas se le hizo corto. Aquella sonrisa, aquellos ojos verdes que la miraban asustado, aquella conversación que habían mantenido sin sentido alguno… aquella tarde había sido la mejor en mucho tiempo.

Ambos se prometieron volver a ver y así fue. Al día siguiente volvieron a quedar a la misma hora y en el mismo lugar. Al otro igual y así durante cinco largos días. Entre ellos había surgido una química especial, cada vez el rato que pasaban juntos era mayor y las conversaciones más personales. A pesar de la brevedad de días que hacía que se conocían, entre ellos había surgido una amistad especial y sentían una complicidad enorme. Cualquiera que los viese hubiese pensado que eran amigos de toda la vida e incluso más de uno se hubiese atrevido a confundirlo con dos enamorados.

Érica por más que quería negar sus sentimientos, estaba loca por él. Lo estuvo desde la primera tarde que se conocieron. A medida que pasaban las tardes, ella más lo deseaba. Se sentía ilusa y fantasiosa por creer que algo tan “bonito” le estuviese sucediendo de manera tan repentina. Después de cada tarde a su lado, volvía a casa y pensaba en él mientras descansaba en su cama. Al cerrar los ojos solo le venía la imagen de su rostro y miles de situaciones imaginarias que ella creaba.

La quinta tarde seguida que se vieron todo cambio para ellos. Habían quedado en la misma cafetería que tardes atrás, pero esta vez no se quedarían allí.

- ¡Vamos! ¡Ven conmigo! –propuso Carlos entusiasmado.

- ¿A dónde?

- ¡Ya lo veras! ¡Confía en mí!

- ¿En ti? ¡Qué peligro! –respondió alegremente.

Aquello le gustaba más de lo que dejaba ver. Es cierto que Carlos la volvía loca y que hacia noches que no soñaba más que con estar a su lado, pero intentaba mostrarse fría para que no se percatara. Según le había contado, él estaba pasando por un momento alocado en su vida. No quería comprometerse e intentaba tontear con todas sin ataduras. Además cada una de las cuatro tardes que habían pasado le había hablado de una chica diferente.

El joven la agarró del brazo y casi la arrastro hacia su coche. Le animo a que se sentase y sin decirle a donde se dirigían, arranco. En poco más de quince minutos se encontraban en la playa. Era algo más de media tarde y el sol empezaba a esconderse.

Érica estaba sorprendida. Es cierto que en una de las tardes le comento lo que le gustaba la playa de noche pero no se imaginaba que él se acordaría o que le hubiese prestado atención. Aquello parecía sacado de su mejor sueño y no dudo en bajar y salir corriendo sobre la arena.

- ¿Te gusta? –pregunto alegremente el joven.

- ¿Lo dudas? ¡Esto es precioso! Hacía mucho que no venía.

- Lo sé –aseguro.

El corazón de la joven iba a mil. Carlos estaba más seguro que nunca y sentía que la miraba de manera especial. Ella reía y jugaba como una niña, mientras que él la observaba sonriente y le dejaba hacer.

- ¡Ven! – la llamo-. ¿Ves aquello? –le pregunto mientras dirigía su mirada a las estrellas.

- Si, son bonitas –vacilo- no conocía yo esa faceta “cursi” tuya.

- ¡Boba! Jajá. No me refería a eso –sonrió.

- ¿Entonces?

- Dicen, los que creen en estas fechas, que un gordo con barbas blancas vestido de rojo es capaz de cumplir deseos.

- ¿Papa Noel? –pregunto Érica.

- Ese.

- Ajan… ¿Y tú que deseo has pedido? –pregunto curiosa.

- ¿Yo? Yo no he pedido nada.

- ¿Ah no? ¿Entonces?

- He pedido que se cumplan los tuyos

Érica casi se derrite al oír aquellas palabras. Sus ojos se iluminaron y se humedecieron de la emoción. Carlos que había estado atento a la reacción de su chica la abrazo y la giro dulcemente. Sus ojos miraron fijamente a la joven y como si de un imán se tratase, se fundieron en un largo y dulce beso.

FIN.


9 Corazones:

Anónimo dijo...

Esta historia trasmite muchisismo, me encanta y hasta me suena a una historia reciente mia, por eso me a llegado bastante :$ es bonitoo y sobretodo le final me trasmite mucho.

Andos More dijo...

Un final genial...

trasnochadora dijo...

Precioso de principio a fin, trasmite todo lo que debe y más, su frescura te hace leerlo en un momento. Esta si que eres tu escribiendo en estado puro, con el corazón en la mano y sin complejos.. me encanta cuando escribes con ganas y sin presión, lo haces genial¡¡ felicidades amiga ¡¡¡

May R Ayamonte dijo...

Hola!
Me encantó el relato linda, es precioso.
Suerte en el sorteo d emi blog, y decirte que me dijiste tener 17 puntos, no sumaste el haber comentado en más entradas, son 23.
Muchisima suerte (: Besos!! y gracias por ayudarme a contar ^^

Lydia Pinilla dijo...

A mi se me ha hecho corto :D Está bien, pero no se por qué, pero los personajes no me dicen nada. Eso sí, el final es precioso! Besitos!

Astarielle dijo...

Me alegro que os guste xicos, he puesto mxo de mi en esa historia ^^... Un beso enorme a kada uno^^

D. C. López dijo...

Un relato muy lindo, de fácil lectura y entretenido. Me ha gustado mucho, desde el principio cuando los protas se conocen (mira k confundirla con otra!, jajaja), hasta el final, cuando él le confiesa k su deseo no estaba centrado en su persona, sino en ella...

Gracias x compartirlo!, por cierto, felices fiestas navideñas!!!. Y k t lo pases muy bien en tu viaje, muak!!!

Astarielle dijo...

Me alegra k t guste cielo jaja. He puesto mxo d mi en él, y aunke estaba segura d mi trabajo, estaba insegura x si no os gustaba.

Felices fiestas a ti tb mi niña**

Aydel dijo...

Preciosa!!
Un de los mejores que he leído :)
Me encantó! Y el final *-* !!!!
Un besito y sigue así

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