lunes, 2 de enero de 2012

Tres días...

¡¡Hola Chic@s!!

Hoy os dejo un nuevo relato. Esta escrito en primera persona, creo que es el segundo que hago así. ¡¡Espero que os guste y lo disfrutéis tanto como yo al escribirlo!!

¡¡Un beso y Hasta Pronto!!



Tres Días

Todo comenzó y acabo tan rápido que aun me duele al recordarlo…

Él era un chico que en muy poco tiempo hizo que me enamorase de él. Su forma de ver la vida, su forma de actuar, su seguridad en si mismo y su risa hizo que en poco más de diez días bebiera los vientos por su amor.

Aunque hacia cierto tiempo que nos conocíamos, nunca habíamos quedado a solas hasta el primer día. Habíamos decidido salir a cenar y hablar un poco de nosotros. Recuerdo las horas anteriores… Estaba tan nerviosa que sentía que me iba a dar un ataque de nervios. Me lleve largas horas delante de mi armario decidiendo con excesivo cuidado lo que iba a ponerme, no quería parecer una lagarta, ni tampoco ninguna chica sacada de un convento, quería ser yo y que él me descubriese con solo mirarme.

Dos horas antes de la hora fijada, ya estaba lista. Miraba el reloj una y otra vez, no sé si con ganas de que el tiempo pasara rápido o porque se parara y no llegara nunca la hora. Él conocía parte de mis sentimientos, pero no todos. Algo entre nosotros había surgido, eso era evidente, pero ni yo misma sabia hasta que punto estaba loca por sus huesos.

Habíamos quedado en un parque, ya entrada la noche. Yo asustada y nerviosa caminaba lentamente por aquel lugar sin saber muy bien lo que me depararía el destino. Él ya estaba allí. Fue verlo y ponerme a temblar. Sentir que él ya me esperaba y notar como sus dos ojos verdes se clavaban en mis retinas, hacia que me estremeciese. Intente actuar con normalidad, y antes de que se diese cuenta que me fallaban mis piernas, me senté en el banco más cercano.

Hablamos, reímos y paseamos. Parecíamos dos locos enamorados en una ciudad desconocida. Nada me importaba salvo su compañía.

Decidimos cenar en un sitio tranquilo, cerca del rio y lejos de cualquier mirada que estropeara aquel momento. Aunque si soy sincera, a mí estando a su lado, no me importaba nada. Tenia ganas de gritar al cielo la suerte que tenia de que un chico como él estuviese sentado junto a mi.

Después de cenar, la noche no había hecho más que empezar. Él, demostrando nuevamente su seguridad, me acerco a un mirador cercano. Recuerdo verme allí, temblorosa de frio, divisando aquella ciudad iluminada… Parecía que todo aquello había nublado mi razón, y los sentimientos se apoderaron de mí. Me dejo sola en aquel lugar mientras él marchaba a recoger un pequeño detalle, que según me conto más tarde, había estado preparando exclusivamente para mi.

Cuando vi aquello, ya si que no tuve más remedio que dejarme llevar. Él me entrego una pequeña cajita rellena de gominolas, con una pequeña nota pidiendo que me endulzara la vida. Lo acompañaba un rotulador dorado y me explicaba que debía anotar todo lo que sentía aquellos días con él estando a su lado. Lo mire, me miro y nos besamos. Aquel fue el primero de muchos de los besos de aquella noche. Anhelo la felicidad que me acompaño aquella noche mientras dormía…

Nuestro segundo día fue algo más raro. Yo había estado ocupada durante todo el día y aunque supiese la insistencia de él en verme, no podía explicarle lo que me estaba sucediendo. No quería que creyese que no quería verlo, pero sin embargo, fue lo que conseguí. Solo pudimos vernos una hora escasa, tranquila y para nada romántica como la noche anterior. Sentía que algo entre nosotros se había apagado pero mi esperanza y mis ganas de amarlo, nublaron la realidad.

Aquel té frio a horas tan tardías, no era más que una señal de que algo se había estropeado. ¡Maldita frontera! ¿Por qué ya no era perfecto? ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba tan frio conmigo? ¿Qué había hecho?

Aquella noche decidí evadirme y centrarme en mis amistades. Necesitaba pasarlo bien, olvidar aquel día tan raro y confuso que había pasado y aunque él me acompañase toda la noche en mi cabeza, lo conseguí. Intente no darle más importancia de lo debido. ¡Qué ilusa! ¿Por qué deje que aquello continuase aun sabiendo que ya estaba muerto? ¡Puto amor que nos vuelve loco!

El tercer día pintaba muy bien. Habíamos decidido irnos fuera, lejos de aquella ciudad y sus miradas. Queríamos intimidad, queríamos que nuestra pasión se desatara, quería entregarme a él y sentirlo mio. No tardamos en dejar sueltos nuestros deseos más primitivos. Fue en entrar en aquella habitación y amarnos. Sentir sus manos sobre mi cuerpo, su ser dentro de mi y su rostro fijo en mis ojos, fue mejor de lo imaginado. Fue tan mágico y especial que me asuste. El miedo invadió mi cuerpo y no quise seguir amándolo. No podía seguir haciendo aquello si no quería sufrir, tuve que parar. Yo sabia que él no sentía ni la mitad de lo que yo sentía y continuar con aquello seria el fin de mi estabilidad. Por primera vez tuve miedo a amar y aunque sabia que lo nuestro acabaría antes de empezar, tuve que pararlo. ¡Maldita razón! ¿Dónde quedo aquella chica que no tenía miedo a sentir? ¿Por qué lo tuve con él?

Pobre chico, lo asuste y lo confundí. Aquella noche fue más larga de lo esperado. Una y mil veces me pido explicaciones pero yo no pude más que echarle la culpa. No quería abrirme, no quería desnudarme ante a él, no quería que conociese mis debilidades. No quería que supiese hasta que punto lo amaba.

Después de largas horas intentando arreglar algo que yo misma había estropeado, marche a casa envuelta en un mar de lágrimas. Ansiedad, miedo, culpa, amor, dolor… Mi cuerpo tenía mil sensaciones que lo hacían estallar. No conseguí dormir y tampoco evite lo evidente, por mucho que hubiese formado aquella rebelión, ya lo amaba y ahora lo había alejado para siempre… ¿Cómo soportar aquello? ¿Cómo seguir adelante sin él?

Ya han pasado largos meses de aquellos tres días, y aun los recuerdo con las mismas emociones que antaño. Aun lo amo, aun lo siento y aun lo extraño. ¿Por qué lo deje ir? ¿Por qué temí? ¡Maldito amor y maldita razón!

7 Corazones:

Wendy dijo...

Es que no debería haber sido así!!!! >.<
Qué mala eres, podrías haber hecho que le fuesen las cosas mejor a la pobre chica que no se merece acabar sin el chico del que se ha enamorado. El amor debe ser más fuerte que todo y no debería acabar mal... :(
A ver si te animas y continuas con la historia y le haces ser feliz a la pobre...

Muaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaks

trasnochadora dijo...

El corazón habla, y debes dejarte guiar por el pues solo los cobardes o los que no tienen corazón no lo hacen... tus palabras son tan bonitas y sentimentales que creo que jamás se sabrá hasta que punto esa chica perdió o ganó. Estupendo relato ¡¡¡ me ha encantado ¡¡¡

Andos More dijo...

No siempre es facil decidir lo mejor...

Astarielle dijo...

No todas las historias d amor pueden tener un final feliz^^. Un beso y me alegra k os guste!!

Lydia Pinilla dijo...

Yo no sé que opinar, ocurre todo tan rápido...
Bueno! Un besoo!!

Aydel dijo...

Perfecto relato...
Me lo he leído en un dos por tres...
Definitivamente deberías ser escritora :)
Besotes!

Astarielle dijo...

Gracias cielo, intente poner en el todos mis sentimientos.

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