A mi me gustó mucho y me mente se puso a trabajar como loca. También he de decir que es por parejas. O sea, otra bloggera, en este caso Liliana Savoia que no ha dado señales de vida, por lo que no he podido ponerme en contacto con ella y no tengo pareja :(
Huyendo de la realidad
Desde que una es bien pequeña sueña con
enamorarse de un príncipe azul que llega en un caballo blanco para convertirse
en princesa y poder llevar eso pomposos trajes de miles de colores que tanto
nos gustan a esa edad; para no tener que hacer nada y poder pasar el día
paseando por los jardines de palacio mirando las flores y los pajaritos y a
preciosos cisnes como tu… En fin, para ser feliz y vivir sin preocupaciones.
Pero cuando una tiene todo eso desde que es bien pequeña sueña con todo, menos
con esa fantasía.
Estoy cansada de los buenos modales, de los
sombreros con grandes lazos, de no poderme reír delante de mi señor padre, de
tener que sentarme correctamente…Pero lo que más me disgusta es no poder
bañarme en el lago de aguas cristalinas que adorna mi jardín.
– ¡Señorita Diana!-grita la institutriz-¡Su
señor padre le espera en la mesa! ¡Señorita Diana!
Supongo que
lo habrás oído. Tengo que irme.
Bajo corriendo las escaleras y me encamino a la
estancia donde se celebra el almuerzo. Allí mi padre está recostado en su silla
esperando mi llegada. Al verme entrar asiente con su pesada cabeza y empieza a
devorar la comida.
Cada detalle en la mesa se coloca con la máxima
precisión, los cubiertos brillan como si estuvieran recién comprados y los
sirvientes forman filas perfectas a ambos lados de la estancia.
– ¿Qué tal ha pasado usted la mañana cazando,
padre?-pregunté siguiendo el guión establecido.
–Ha sido un día fructífero Dina- comentó.- Un
jabalí hemos cazado entre tu prometido, el Conde Ignacio, y yo.
–Cuánto me alegra esa noticia. ¿Donde se
encuentra mi amor, padre?
–En tu corazón-replicó-¿dónde si no
quieres que esté?
Me cansan las tonterías de mi padre. No sabe
contestar a mis preguntas y cuando sabe no lo hace como debe.
Pido permiso para levantarme de la amplia mesa
pero no me lo conceden. Yo solo quiero huir a mi alcoba y escribir y escribir y
escribir, para más tarde leerte estas historias. Pero los odiosos sirvientes,
mi institutriz, la vieja señora Fuentes, mi señor padre y mi prometido me lo
niegan siempre. Dicen que soy una ilusa que ya es hora de asumir que mi futuro
es casarme con el Conde y gobernar PiedraLuna. Y no entienden que solo soy una
niña y que como tal me gusta soñar, pensar que algún día podré nadar junto a ti
en el lago y podré dejar atrás el odiado castillo que me había visto crecer;
que vendrá un chico normal en su carro lleno de paja a raptarme para poder
vivir una vida tranquila, para poder escribir y nadar en lagos de aguas
cristalinas junto a libres cisnes de alas blancas.
Pero ese es mi destino y como dicen tengo que
asumirlo tarde o temprano. Y mejor es temprano que tarde: soy la hija pequeña
del rey Ricardo y mi deber es casarme con el Conde Ignacio de PiedraLuna,
dirigir dicho territorio y cuidar a los herederos de la casa que yo misma debo
tener.
Así que ahora me toca regresar hacía el muelle
del castillo, donde dejaré atracado el barco de los sueños e ilusiones para
coger el caballo de las realidades y obligaciones.
Y también me toca despedirme de ti, querida
Dibuala, deseando que la próxima niña que sueñe con bañarse a tu vera llegue
pronto y sea capaz de cumplir su sueño. Gracias por darme las alas de la
imaginación y enseñarme a volar con la elegancia de un cisne. Voy a echarte de
menos.
2 Corazones:
No sabía que publicabas por acá también ^^
Aquí colaboro cuando puedo y tengo algo interesante que publicar, que suele ser más bien poco...
Jejejeje
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