Tus Manos - Pili Trujillo

Aquí os dejo el relato enviado por Pili Trujillo, escritora del Blog:

http://elpoderdelainocencia.blogspot.com/

¡¡¡No dudéis en pasaros por su Blog!!!

Recordad que tenéis hasta el 25 de Mayo para hacerme llegar vuestros relatos.

¡Mil besos y Hasta Pronto!

Tus Manos

Cada uno de sus suspiros me transportaban a un mundo de sensaciones encontradas
que me hacían sentir culpable, pero su sudor me sabía a sal, a pasión y locura
entremezclada con canela. Mi mente me decía que no, que no podía recurrir a él cada
vez que mi autoestima bajaba, porque en el fondo cuando se iba y mi cama volvía a
amanecer vacía cada una de sus huellas me recordaban su ausencia.¿ Como se puede
amar y repudiar ese sentimiento sin ningún motivo ?.
Como cada mañana, Salí de casa convencida de que no volvería a pasarme, que sus
cristalinos ojos no volverían a embaucarme, que cada uno de sus susurros se quedarían
guardados en el cajón de la mesita, con otras mil decepciones vividas entre otros brazos.
En la oficina nada cambia, excepto los constantes e-mails que recibo de él. No quiero
abrirlos, no lo necesito. Las horas han ido pasando de una manera lenta y agónica, como
recordándome cada uno de los pasos que voy dando mientras el cielo rompe en rayos y
truenos, como si me castigase por mi cobardía. Empapada por la lluvia me refugio en
un portal, y lagrimas caen por mis mejillas mientras me sigo preguntando si ese hombre
será finalmente el elegido. Soy fuerte, independiente, y triunfadora... ¿Porque entonces
una sola caricia suya hace caer mi barrera de acero de golpe, dejándome desprotegida? .
Desde donde estoy ya veo la entrada a mi casa, así que voy buscando las llaves en mi
siempre recargado bolso desesperada por encontrarlas.
-Creí que no llegarías nunca- dijo una voz que me sobresaltó- como comprenderás las
flores están un poco aguadas, como yo.
No supe que decir, jamás había aparecido así de repente. El agua caía desde los
mechones de su cabello hasta su cara y el color de sus ojos se había vuelto de un añil
profundo estremecedor.
-Pasa, estas empapado. ¿Qué haces aquí?- Le respondí sorprendida.
-Pensé que había llegado el momento de tener una conversación sobre la situación que
se da entre nosotros.
Tragué saliva mientras traspasaba el umbral de la puerta. Deje el bolso sobre la mesita
del recibidor mientras iba a por un par de toallas, mis manos temblaban. Cuando al salir
del baño le ví al fondo del pasillo, tan guapo, tan sexi empecé a sentir como mi interior
se desmoronaba de nuevo, y mis manos tan solo sentían las suyas, sus dedos en cada
recoveco de mi piel, y maldije mi sensibilidad, la que me hacia vulnerable. Veía el ramo
de flores empapado en sus manos. Y se despertaba en mi una ternura que me invadía y
no me dejaba pensar. Le invité a pasar al salón.
-Ya no somos niños, y yo te amo, no quiero pasarme toda la vida visitándote como si
entre nosotros no hubiese nada importante.
-Mira, Daniel, las cosas no son tan fáciles, no para mi .
-¿Por qué? ¿Desde cuando enamorarse tiene algo de malo?. Puedes decirme que no
me amas, pero no te creeré, no después de verte dormir entre mis brazos, de ver tu
expresión mientras hacemos el amor, de escucharte llorar a escondidas…
-No quiero volver a equivocarme, no estoy preparada para ello.
-Pues yo no estoy dispuesto a ser la pieza de recambio de nadie, no es justo.
Sabía que tenía razón pero mis propios miedos me invadían a cada paso, y mientras
hablaba tan solo pensaba en besarle. Su contestación me sumió en un estado de histeria
interior que jamás antes había sentido. Se levantó de repente y se dirigió hacia la puerta.
Con las piernas temblorosas seguí sus pasos y cuando estaba a punto de abrir la puerta
un leve sonido salió de mis labios:
-Te amo.
Paró en seco, y sin darse la vuelta, contestó:
- Si me amas estoy dispuesto a entregarte mi vida.
Nuestros ojos dijeron el resto, hoy, veinte años después, sigo amandolo.