En el Aeropuerto

¡¡ Hola Chic@s !!

¿Qué tal estáis? Hoy os dejo un pensamiento propio que he decidido plantarlo en papel (mejor dicho, en el ordenador). Espero que os guste y cree un poco de debate.

¡¡Un besito enorme y Hasta Pronto!!

En el Aeropuerto

Hace unos días fui a despedir a mi hermana al aeropuerto. Tenía un sentimiento de angustia, impotencia y tristeza que aún no sé ni cómo llegue hasta allí. Ve a mi hermana marchar de mi lado después de las vacaciones, me hundía en lo más hondo. Su compañía es de los mejores regalos que me da la vida y lamento que sus visitas sean tan escasas.

Cuando la vi cruzar la puerta de embarque no fui capaz de moverme de allí. Estaba sin fuerzas y me dispuse a descansar en uno de los bancos del aeropuerto. Con la mirada perdida fui cómplice de las miles de historias de amor que día a día pasan por aquel lugar.

Vi llorar a unos padres la salida de su hijo, mientras éste sonreía y sus ojos brillaban. Seguramente había estado de vacaciones como mi hermana o se aventuraba en una nueva experiencia que le ilusionara.

Vi a una joven chica, de mi misma edad, desconsolada por la marcha de su pareja. Él intentaba mostrarse fuerte y firme pero su rostro refleja el mismo dolor que ella no era capaz de ocultar. Seguramente y dejando que mi mente vuele, iban a estar una larga temporada sin verse. Quizás por que formen una de estas tantas parejas a distancias o él tenga un nuevo destino laboral. Sea cual fuese la razón, el amor que ambos se procesaban era visible hasta para mí, cuanto más para ellos.

Vi marchar a un grupo de jóvenes, extranjeros, seguramente del este de Europa, que de forma conjunta miraban hasta el fin del aeropuerto, seguramente despidiendo el país que tantos momentos les ha hecho vivir estas vacaciones. Quizás alguno de ellos haya vivido un amor de verano, otros hayan hecho grandes amistades y otros hayan quedado enamorados de una ciudad tan bella como es Barcelona.

No podía seguir siendo consciente del daño que me hacía estar en aquel lugar, sin embargo tampoco quería irme de allí, seguía perdida e incluso mareada a causa de mi dolor. En un arrebato fui a parar a la zona de llegadas del aeropuerto. Supuse que allí vería la otra cara del amor, la bonita, la hermosa, aquella cara por la cual todos soñamos. No me equivoque, una vez en aquella planta, la alegría y la ilusión vagaba por el aire. No había más que cerrar los ojos y respirar aquel ambiente para verte envuelto por todos aquellos sentimientos.

Pude ver como una familia se fundía en un fuerte abrazo con la llegada de un hijo. Como una pareja se comía a besos y sus manos se acariciaran como si fuesen la primera vez que se tocasen. O como un grupo de amigas se reencontraban y desde el minuto cero se ponían al día entre risas.

Quede prendada de la cantidad de emociones que se viven allí. Sentí envidia de todos y cada uno de los empleados de aquel lugar. Mi vena “bohemia” y mis sueños volaron libremente, y la tristeza y nostalgia que sentía por la marcha de mi hermana se hizo más llevadera. Me gusto observar como todos vengamos de donde vengamos, sentimos y amamos igual a nuestros semejantes. El amor nos une y nos separa, y esto es de las pocas afirmaciones que toman partido en cualquier individuo. ¿Por qué nos dejamos dañar unos a otros cuando hay algo tan grande que nos une a todos?