Hoy os dejo un nuevo relato. Esta vez es el que he mandado para el maravilloso concurso que esta organizando Wendy en su Blog. Como sabéis ya que escribí uno pero no cumplía los requisitos, así que tuve que escribir otro.
¡¡Espero que os guste!!
Me ha salido un poco "novela rosa", parece sacado de una telenovela jaja, pero creo que esta bien escrito y redactado al menos. La temática, al ser tan estricta, me ha costado un poco.
¡¡Disfrutarlo y a opinar!!
El Remero de Mi Vida
Aquellas tardes paseando en góndola con él fueron los mejores momentos de mi vida. Recuerdo como cruzábamos los canales de un lugar a otro buscando pequeños rincones donde disfrutar de nuestro amor. Lo que han cambiado las cosas desde que Pietro ya no está...
Lo conocí cuando ambos teníamos dieciséis años, corría principios de siglo y su familia se instaló en la hacienda familiar para trabajar en ella. Yo era la señorita de la casa. Tenía estudios, comodidad y nombre. Él era un peón que se encargaría de las tierras de nuestras fincas.
La primera vez que nos cruzamos fue en la cocina de la hacienda. Era más de medianoche, yo había bajado a por un poco de leche para poder descansar y él andaba allí, alumbrado por una vela tallando una pequeña góndola en un trozo de madera. Yo asustada le recrimine su estancia a aquellas horas en mi cocina y él con su suave voz me calmo y suplico que no lo delatara.
Me senté a su vera y le pregunte por que rondaba por allí, que no eran horas para un muchacho de su posición. Él me dijo que en las cuadras donde se alojaba con su familia la luz era bien escasa y que no podía disfrutar allá de sus manualidades. Me resulto curioso que aquel joven tuviera tanta ilusión por aquellas embarcaciones. Le pregunte el por qué y Pietro me comento que soñaba con ser remero. Deseaba ser él el que llevase una de las cientos de góndolas que navegan por Venecia y disfrutar cada minuto del mar. Era un aventurero y tenía iniciativa. No quería verse estancado a los brazos de sus familiares sirviendo de hogar en hogar.
Eso me enamoró de él. A pesar de su ignorancia en literatura o arte, materias que yo adoraba, su entusiasmo y su forma de ver la vida me atrajo, me sedujo.
A partir de esa noche, quedamos de vernos de forma continuada. Decidimos quedar lejos del terreno de la hacienda, en un pequeño sendero y disfrutar de nuestra compañía. Él me enseñaba a vivir la vida y yo le leía poemas y pequeños libros de aventura. Ambos compartíamos nuestra experiencia y nos enseñábamos el uno al otro.
A los pocos días nuestros encuentros se volvieron pasionales. Besos, caricias y encuentros furtivos se apodaron de nosotros. Nos amábamos y aunque sabíamos desde el principio, que nuestro amor nunca seria aceptado, no nos reprimíamos. Me entregue a él en cuerpo y alma. Fue el primer y único hombre que me hizo mujer.
Aquel amor dio fruto a un pequeño ser. Cuando supe que me había quedado en estado me escapé. Prefería empezar de cero a tener que soportar las reprimendas de mis padres. Pietro nunca me abandono, él cogió todos sus ahorros y marchamos juntos a una pequeña casona en el centro de Venecia. Comenzamos a trabajar. Yo bordaba pequeños paños que luego vendía en una pequeña tienda y él alcanzó su sueño, comenzó a trabajar de remero. Cuando el embarazo me lo permitía, lo acompañaba y me paseaba con él. Fueron momentos duros, pero muy bonitos. No cambiaría ni un minuto vivido a su lado, lo volvería a dejar todo si él estuviese conmigo.
Al poco de nacer nuestra criatura, mis familiares nos encontraron. Sometieron a los padres de Pietro a un duro interrogatorio abusando de su poder, y ellos no tuvieron más remedio que delatarnos. Mis padres me obligaban a volver con ellos o Pietro correría peligro.
Yo sabía que hablaban en serio, los conocía. En muchas ocasiones había sido testigo de las barbaridades que habían hecho a otros semejantes cuando se les llevaba la contraria. Tenían personas bajo su mandato que eran capaces de lo peor por unas pocas monedas.
Sin embargo, no me sometí. Preferí mantenerme junto a Pietro a pesar de las amenazas. Soñaba y rezaba para que mis padres no pudieran hacernos daños. Rezaba porque les quedara un poco de compasión y comprendieran que lo amaba más que a mi vida. Esperaba que no fueran capaces de acabar con la felicidad de su propia hija.
Me equivoque. A los pocos días Pietro llego sangrando a casa. Una panda de bandidos lo atracó cuando volvía de trabajar. El médico no pudo hacer nada, y a las pocas horas falleció.
Yo me hundí. Mi vida sin él no tenía sentido, estaba asustada y ahora si tenía miedo por empezar de cero. Estaba sola, con poco dinero y una criatura con pocos meses de vida. Hubo momentos hasta que pensé en arrastrarme y volver a casa, a pesar de que mis progenitores habían sido los culpables del destroce de mi vida.
Tarde unos meses pero me repuse y saque fuerzas. Pietro ya no estaba a mi lado pero tenía un hijo a quien no podía desatender. Era lo único que me quedaba de nuestro amor. Comencé a trabajar duro sirviendo en alguna que otra casa y ayudando a pequeños burgueses a aprender a leer. Ahorraba todo lo posible y atendía mis labores como madre sin descuido.
Salí adelante y me convertí en una gran mujer. Sin embargo, nunca más volví a amar. Si, conocí a otros hombres y hasta me deje engatusar, pero ninguno se apoderó de mi corazón como lo hizo Pietro.
Hoy, cuarenta años más tarde, paseo sola en góndola recordando los pocos momentos que viví junto al amor de mi vida y me alimento de ellos. Aún lo amo y sueño con reunirme pronto con él. Como buena creyente, sé que él me está esperando allá en el cielo.
2 Corazones:
me gusta, y debo decirte que no he visto ni oído hablar de una telenovela de ese estilo ^^ (aunque claro, la única telenovela que he visto alguna vez, y que ni siquiera seguía regularmente, era Betty la fea).
A mí no me convence. Falta algo, no sé, algo de intriga de descripciones. Pero vamos, es mi opinión. Mucha suerte!
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