Mi Angel - Astarielle

En honor al CONCURSO que tengo activo, creo que es hora de que suba mi relato. No participaré en el concurso, evidentemente. Tampoco votaré. Yo solo soy mediadora pero me hace ilusión contaros mi historia. Mi relato es real y deseo que os guste.

Mi Ángel

Llevaba más de dos años entregándole mi vida a un chico por completo. Todo giraba en torno a él y hasta mis planes de futuro me los imaginaba a su lado. Un día sin venir a cuento, él me confesó que me había estado engañando y que se marchaba con otra chica.

Mi vida se derrumbó por completo. En menos de una hora todos mis sueños se habían desvanecido y toda mi vida dejaba de tener sentido.

Poco antes había fallecido mi padre y esta ruptura colmo el vaso de mi autoestima y serenidad.

Lloraba cada noche, me levantaba sin fuerzas y durante el día rondaba como un alma en pena.
Pasaba muchas horas en Internet para evadirme y me centré en un antiguo amigo, Andrés, que también estaba teniendo problemas amorosos. Si mi autoestima por aquel entonces era baja, la de este chico lo era aún más. Me volqué con él. No entendía que una chica pudiese rechazar a alguien como él. Era tierno, inocente, bueno, cariñoso y la amaba. ¿Qué más quería? ¿Qué fuese guapo?? También lo era. Guapo, no, guapísimo. Tenía unos ojos grandes, marrones, alto, deportista... Lo tenía todo. Ojala yo tuviese a alguien como él a mi lado, pensaba cada día. Empecé a sentir envidia de la chica que ocupaba el corazón de Andrés. Yo deseaba que alguien me quisiera así, que alguien pudiese transmitir con palabras todo lo que él transmitía. Lastima que viviese a 500 kilómetros de mi.

Los días pasaban y nuestras conversaciones cada vez eran más larga. No solo nos escribíamos por chat, seguíamos las conversaciones por teléfono y vía sms. Estábamos el día "enganchados" el uno al otro.

No tardé en enamorarme de él. Nunca lo había tocado, ni lo había visto, pero mi corazón latía con una fuerza descomunal cuando me hablaba o me escribía. Nada de lo que me sucedía era normal y sentí miedo. Miedo a que me estuviese mintiendo, miedo a que él no fuera quien decía, miedo a que no sintiese lo mismo.

Me decidí y hable con él, le transmití mis sentimientos y mis miedos y le comente que no quería volver a sufrir. Le dije que no volvería a hablar con él, que lo entendiese. Que no podía empezar de cero, que desconfiaba de todo y que además no sabía si él sentía lo mismo que yo o aún pensaba en la otra chica.

Por suerte, solo estuve 24 horas sin saber de él. Volvía de trabajar al día siguiente cuando me sonó el teléfono. Era él. Sus palabras me hicieron la mujer más feliz del mundo. Me confeso que me amaba y que no podía volver a pasar un día sin hablar conmigo.

Decidimos arriesgar y empezar algo. No tardamos en vernos. Íbamos de ciudad en ciudad para encontrarnos y amarnos como en sueños. Y al poco tiempo, decidimos dar el último paso definitivo. Dejé mi ciudad y arriesgué por él y cada mañana pienso que fue la mejor decisión que he tomado jamas.

Llevo dos años y 7 meses junto a él y dos años y 5 meses desde que me mudé. Y sonrío, sonrío cada día y amo mi vida y lo amo a él. Y creo que todo esto que me sucedió y que Andrés se cruzara en mi vida fue un regalo que mi padre me envió. Y ahora sé que él era aquel chico con el que siempre soñé y con el que deseo estar el resto de mi vida.